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¿Por qué los edificios son los mayores responsables de la contaminación en nuestras ciudades?

Se estima que los edificios son responsables de hasta el 50% de la contaminación que se genera en las ciudades, lo que los convierte en el principal grupo responsable de su polución.



Pero, ¿Por qué contamina un edificio?


Consumo de energía


El mayor gasto de energía en nuestros hogares proviene del consumo de electricidad por los equipos de aire acondicionado en verano y por el de los sistemas de calefacción en invierno.


Y esto se debe en gran parte a que más de la mitad de los edificios de España tiene más de 40 años, no se ajusta a ninguna reglamentación sobre condiciones térmicas y energéticas y, por tanto, carece de un aislamiento térmico apropiado. Son verdaderos ‘depredadores de energía’.


En resumen: gran parte de la contaminación generada para crear energía es solo para satisfacer las necesidades de las edificaciones actuales.


El principal problema es que la mayor parte de esta energía proviene de la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), que a su vez, son los mayores impulsores del calentamiento global y emisores de gases de efecto invernadero (CO2).


Materiales


Los edificios no solo contaminan durante su vida útil, por la energía para vivir en ellos, sino que también lo hacen cuando los construimos, por la fabricación de los materiales y la producción de residuos.



Y esto se debe en gran parte a los procesos industriales y la energía asociada a su producción.


La fabricación de acero y hormigón (dos de los materiales más habituales en construcción) requiere obligatoriamente energías fósiles como el petróleo, el fuelóleo pesado o el gas natural.


El ciclo de vida del hormigón se inicia en un yacimiento petrolífero, luego se transporta el crudo mediante grandes barcos petroleros a los grandes puertos europeos, de allí se distribuye por oleoductos hasta España, donde se refina y se suministra a las fábricas para ser utilizado como combustible.


Podemos imaginar la gran cantidad de emisiones incorporadas que esto conlleva.


Otro ejemplo son los productos cerámicos (ladrillos, baldosas y tejas). Se observa que, especialmente las baldosas cerámicas, tienen una gran energía incorporada, debido principalmente al elevado consumo de gas natural durante su cocción.


Lo mismo ocurre con los aislamientos, como el poliestireno o el poliuretano, que presentan un alto nivel de procesado industrial.


Hacia un futuro con cero emisiones: Viviendas pasivas con alta eficiencia energética


Para alcanzar la sostenibilidad de una sociedad, es necesario entender que lo más inteligente (y económico) es conseguir gastar solo aquella energía que es realmente necesaria.


Las casas pasivas basan su esfuerzo en reducir al máximo la demanda de energía de los edificios y su principal valor es el rigor del diseño. Se trata de viviendas con:


  1. Alto grado de aislamiento, con espesores que doblan e incluso triplican los utilizados tradicionalmente en nuestro país

  2. Sin puentes térmicos, con un correcto planteamiento en el diseño que permite minimizar así las pérdidas de energía

  3. Hermeticidad al aire, controlando las infiltraciones de aire indeseadas

  4. Carpinterías de gran calidad, imprescindibles para mejorar los coeficientes de transmisión térmica

  5. Ventilación mecánica con recuperador de calor, de manera que el aire que entra y el que sale de la edificación intercambien calor y aseguren mantener la temperatura sin perder o gastar más energía






Las viviendas pasivas permiten un ahorro de energía de hasta el 90% frente a la construcción convencional, reduciendo casi al completo la emisión de gases de efecto invernadero



Materiales


Es importante entender que la casa pasiva representa el máximo exponente de entre los métodos constructivos de baja demanda energética del edificio en uso, durante su vida útil. Pero este aspecto, es tan solo uno más de los que se deben contemplar si queremos apostar por una sostenibilidad real.



Flaco favor ambiental habremos obtenido si nuestra casa alternativa, y energéticamente autosuficiente, se ha construido consumiendo una cantidad excesiva de recursos materiales y energéticos, tal vez irrecuperables.


Es imprescindible evitar en todo lo posible aquellos materiales que presentan mayores emisiones incorporadas como el caso del aluminio, el gres porcelánico y todos los derivados asfálticos, además del hormigón armado, y buscar materiales alternativos disponibles


Por ejemplo, aquellos desarrollados previamente a la revolución industrial y que utilizan energías renovables para fabricarse a temperaturas inferiores a 900ºC. En este grupo se encuentran el cemento de cal hidráulica natural, la cal aérea y la cerámica artesanal cocida con biomasa, así como todos aquellos que no requieren hornos, como los productos de la madera.




Las viviendas pasivas permiten un ahorro de energía de hasta el 90% frente a la construcción convencional, reduciendo casi al completo la emisión de gases de efecto invernadero.

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